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“Eldenses Viajeros” Vicky Verdú nos cuenta sus vivencias en un viaje a Nepal

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VickyBe

Quien me conoce sabe cómo trato de entender la vida.
Creo que nunca debemos rendirnos ante lo que realmente queremos, deseamos y soñamos. 
Creo que cuando hay ganas, esfuerzo, constancia, amor e inspiración, nada puede salir mal.
Creo que la pasión es un conjunto de estas actitudes y, por ello, para mi es el talento más valioso.
Y además, une.
Es, precisamente, la pasión por sentir la naturaleza y por aprender, lo que me unió a Mateo, estudiando juntos en Benasque, y cuyo fruto de esta pasión, ya crece en su proyecto personal Caminos a la Cumbre.

Esta unión, me llevó a conocer a David, a OjosPirenaicos y sus proyectos y experiencias en Nepal.
Y, es entonces, cuando me decido a volar a este país, acompañada, de la mano de él y su equipo.
Porque cuando lo conoces, reconoces esa pasión y reconoces ese espíritu por dejarse la piel en aquello en lo que cree y por aquello que ama.
Prueba de ello, y sólo un pequeño ejemplo, son sus proyectos solidarios en Nepal.
Una casa… Un molino… La rehabilitación de ambos, han regalado vida a nuestro querido Thulo Syabru.
Y no sólo se han llevado a cabo con éxito, sino que también son motivo de inspiración, para muchas personas, entre las que puedo incluirme a mi misma, para aportar nuestro granito de arena.
Agradecida a él y su equipo del que bien sabe rodearse, por mostrarnos, con esa pasión que nos une, parte de este país, sus gentes y sus montañas.
Conocimientos y afición a la fotografía compartidos, gracias a los que hemos podido traer a casa bonitas instantáneas con las que mostraros un trocito de lo vivido.

Aquí os dejo una selección de las mías, no sin antes compartir un pequeño texto que escribí en el viaje de vuelta y que pretende describir un cúmulo de emociones y sensaciones, resultado de esta aventura…

HIMALAYA. 
SUEÑO.
Dos palabras.
Para mi unidas… La una a la otra y la otra a la una.
Dudas, miedos, nervios, ilusión, incertidumbre, apuesta, compañerismo, intuición, instinto, familia… Y tanto más. Tanto más se unió estos días atrás, para verlas caminar juntas.
Frente a mi, avanzando de la mano, callejeando las calles de Baktapur, flotando por los senderos de Langtang, se fueron transformando para cambiar su significado.
Período de tiempo en Nepal.
Tiempo al que hemos llamado viaje, pero bien merecido sería recordarlo aventura.

SUEÑO… 

Sueño dejó de ser impalpable, dejó de ser posibilidad y futuro.
Allí, entre la luz anaranjada del atardecer o el amanecer, quien sabe y a quién le importa que hora era.
Allí entre nubes, rocas, hielo y familia, allí tan lejos de casa.
Allí pude mirarlo a los ojos, abrazarle y darle las gracias.
Allí, me habló de mi misma, me mostró que estoy hecha de pedacitos de él…
Pequeños sueños que forman todo mi ser.
Allí, decidimos dejar un trocito de nosotros.
Allí, en el valle de Langtang.
Allí, con vosotros.
Juntos, acordamos volver y jugar a recomponer ese puzle de sueños que somos, tantas veces como fuera posible.
Y sueño hizo algo más por mi.
Me acercó a vosotros compañeros, hermanitos de esta aventura. Nos unió. Nos cubrió de esa magia que he reconocido en forma de risas, sonrisas y carcajadas, lágrimas, miradas, caricias, ginger teas, yetis, bailes y sinceros momentos en el blues bar…
Danebat a cada uno de vosotros. Juntos nos traemos un saco con infinidad de recuerdos, vivencias y momentos inolvidables y maravillosos. También algunos propósitos y mucha esperanza de volver…

HIMALAYA…

Himalaya dejó de ser cordillera, dejó de ser sólo hielo y piedra. Pude sobrevolarlo, caminar entre sus nubes, admirarlo y sentirlo.
Sus gentes son quienes lo forman y lo hacen grande. Tan grandes son sus montañas como lo son los corazones de quienes lo habitan. Y, tan inmensamente pequeña me he sentido a su lado, comparable a cómo puede ser el granito de arena comprometido a aportar.
Himalaya arropa, entre sus ríos, sus glaciares y sus macizos, gente bonita. De corazón y de mirada. De bondad y de fortaleza. De energía y de valor. De generosidad y de cariño.
Sonrisas infinitas y abrazos sinceros…
Himalaya me enseñó de lo que realmente está hecho, y pude sentirlo por instantes como hogar.
Himalaya fue por un rato una niña. Cariñosa y besucona casi a partes iguales que trasto y enfadica. Preciosa e inolvidable.
Himalaya fue un chaval que jugaba inconsciente entre las grietas y el rugido del glaciar. Sonrisa eterna y corazón soñador.

MinDolma y Noang.
Kancha y Dolma. Ameth y Lalit. Puspa y Nanga. Tashi… Babu, Dawa, Umesh...

Himalaya fuisteis, sois y seréis, por siempre para mi.

Y así esta aventura hizo que estas dos palabritas que tanto me entusiasman, se transformaran para siempre, dejando de ser vocales y consonantes entrelazadas para decir algo que no se puede describir, sólo VIVIR y SENTIR .

Vickybe 

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